5 de junio
No puedo creer que haya llegado
el momento, y pensar que hace un año estaba contando los días para irme de éste
lugar….Incluso puede que llegue a echarlo de menos, después de todo, el Jesús y
candelaria ha sido mi ¨hogar¨ desde que tengo uso de razón, y sin él no hubiera conocido a Álex, motivo por
el cual tengo algún sitio al que ir después de esto.Pero bueno, voy a empezar por el
principio.
Me llamo Grecia, y, gracias a Dios, es algo que sé a ciencia cierta. Me trajeron aquí cuando tenía cuatro años, o eso creo, no recuerdo mucho de mi vida fuera de aquí, pero, con suerte, Mateo, mi ¨ángel guardián¨, pues es el que me encontró, y ha permanecido a mi lado, todo el tiempo que le ha sido permitido(tiene que ver con esto, si se le puede llamar orfanato, yo más bien usaría la palabra reformatorio, y no tiene que ver conmigo y mi ¨locura¨), me recuerda de dónde provengo, y me hace sentir como si hubiera tenido una vida fuera de aquí, rodeado por un atisbo de felicidad, recordándome que en algún momento he llegado a ser dichosa, animándome a no perder la esperanza, y pensar, que cuando saliera de aquí, podría reencontrarme conmigo misma, y volver a tener una vida.
Por fortuna o por azar, ese sentimiento fue apaciguado por la llegada de Álex. Desde que le vi entrar a ese lúgubre y frío comedor, supe que ese niño de enmarañado pelo escarola, que ocultaba esos enormes ojos verdes, me iba a ser de gran apoyo. Y de hecho, lo fue, se ha convertido en lo más cercano a un hermano que he tenido, pues, según han ido pasando los años, me ha cuidado, defendido, consolado, y es el único que ha sabido poner una sonrisa en mi cara, incluso en el peor momento. Por eso, cuando hace un año Mateo consiguió información a cerca del hermano de Álex, supe que me adentraría en cualquier tipo de aventura por él.
Me llamo Grecia, y, gracias a Dios, es algo que sé a ciencia cierta. Me trajeron aquí cuando tenía cuatro años, o eso creo, no recuerdo mucho de mi vida fuera de aquí, pero, con suerte, Mateo, mi ¨ángel guardián¨, pues es el que me encontró, y ha permanecido a mi lado, todo el tiempo que le ha sido permitido(tiene que ver con esto, si se le puede llamar orfanato, yo más bien usaría la palabra reformatorio, y no tiene que ver conmigo y mi ¨locura¨), me recuerda de dónde provengo, y me hace sentir como si hubiera tenido una vida fuera de aquí, rodeado por un atisbo de felicidad, recordándome que en algún momento he llegado a ser dichosa, animándome a no perder la esperanza, y pensar, que cuando saliera de aquí, podría reencontrarme conmigo misma, y volver a tener una vida.
Por fortuna o por azar, ese sentimiento fue apaciguado por la llegada de Álex. Desde que le vi entrar a ese lúgubre y frío comedor, supe que ese niño de enmarañado pelo escarola, que ocultaba esos enormes ojos verdes, me iba a ser de gran apoyo. Y de hecho, lo fue, se ha convertido en lo más cercano a un hermano que he tenido, pues, según han ido pasando los años, me ha cuidado, defendido, consolado, y es el único que ha sabido poner una sonrisa en mi cara, incluso en el peor momento. Por eso, cuando hace un año Mateo consiguió información a cerca del hermano de Álex, supe que me adentraría en cualquier tipo de aventura por él.
Por lo que aquí estoy yo, un año
más tarde, con los dieciocho recién cumplidos, billete en mano y preparada para
salir de éste lugar.